jueves, 10 de junio de 2010

Sobre Ausencias y Presencias...

Ana, estas semanas me estoy acordando mucho de ti. Aunque en la facultad nuestros lazos nunca pasaron de un saludo o una conversación rápida lo cierto es que eres una de esas personas a las que se le coge cariño enseguida. Siempre con tu sonrisa, siempre con una palabra amable para los demás.

Ya te he dicho que en estos casos no sé nunca qué decir, no puedo hacerme a la idea de lo que supone perder a un ser querido. Por tu experiencia reflexiono sobre la muerte, pero no la mía.

Me da mucho miedo imaginar que esas personas que quiero algún día dejen de estar. Es una idea que me ronda mucho en el inconsciente. Por eso no me gusta ahorrar ni en abrazos ni en momentos compartidos y si tengo que decir te quiero hasta la saciedad lo voy a hacer siempre. Aunque pueda parecer empalagosa, aunque quede raro abordar a "mi papino" por la espalda, rodear su barriga de sandía con mis brazos  y darle un besito en la nuca con 26 años, como si fuera una niña de 8. Me gusta esa sensación y no me voy a privar de ella nunca (o al menos mientras sea posible) . Pero me doy cuenta de que soy una afortunada por poder contar con toda la gente que quiero y que día a día da sentido a mi paso por este mundo. 

Ya ves, Ana, me he acordado de ti, pero de una forma egoísta, como somos los humanos, pensando en nosotros mismos. Aún así, quiero decirte que me gustaría ser partícipe en tu día a día para que sean más llevaderos y me encantaría robarte alguna sonrisa que le aportara a tu corazón, aunque sea, un minuto de serenidad. Te dejo aquí un poema sobre el duelo. Espero que te guste. ¡Mucho ánimo y mucha fuerza!


Siempre hay más, mucho más que dolor en un duelo.
Hay por ejemplo cierto orgullo de llegar adonde nunca había estado.
Donde nunca pensé que llegaría a estar.
Hay en el acto de dejar atrás un poco de salir al encuentro.
Hay oculto en cada adiós un silencioso bienvenido.
Las despedidas son más un tema de vida que de la muerte.
Porque en su última instancia y desde el principio
nuestra historia y la de todos
es tan solo una mezcla extraña de principios y de finales
Y lo sé porque otros que sufrieron primero crecieron después desde el dolor.
Muertes que parieron nuevas vidas, 
pérdidas que condujeron a encuentros
y ausencias presentes que llenaron vidas vacías
librándolas del martirio de presencias ausentes.
Es por eso que sé que avanzo y que no estoy sola
que camino día y noche acompañada de muchos otros.
Otros que dejaron su marca en el sendero
y que encontraron solamente caminando
el sentido verdadero del camino.

No todo es dolor. Marta Bujó