lunes, 6 de febrero de 2012

Amor, felicidad y vida single

Estoy cansada, harta y hasta enfurecida. Sí, cada vez me irritan más comentarios del tipo: seguro que te llegará algo bueno o se te va a pasar el arroz. Igualmente es humillante que me busquen posibles novios en bodas y comuniones o que al oír un nombre masculino entre mis palabras te saquen la partida de nacimiento para ver si es un posible candidato (sí, esa es mi madre).

Francamente ¿creéis que la felicidad consiste en tener pareja? Todos los días oigo historias de amigos, conocidos y amigos "de" con infidelidades, insatisfacciones, dudas, dependencia y poco apoyo en momentos importantes. Y no será el caso de todo el mundo, no. Pero lo que quiero decir con esto es que no por estar en pareja se es más feliz, objetivo prioritario de vida.

Tener esa percepción de la realidad es algo dañino y hasta egoísta ¿Por qué? Está claro, así hago que mi felicidad dependa de otra persona, y estoy convencida de que sólo depende de mí y por tanto me esfuerzo a diario por tener una actitud positiva que me llene de energía y ganas de hacer cosas.

Sí, me encanta levantarme por la mañana y que mi perra me de los buenos días, me gusta decidir dónde voy a ir o qué voy a hacer sin tener que dar demasiadas explicaciones, el silencio de mi hogar, acariciar a Noa por la noche mientras trasteo en Internet, la sensación de bienestar después de limpiar  y acostarme en mis sábanas oliendo a suavizante, almorzar en casa de mis padres siempre que puedo, reír con mis amigas a cualquier hora o gastar mi dinero en lo que quiero.

¿Quiere decir eso que no me quiero enamorar? Pues no, sería hipócrita decir lo contrario. Pero es que no se trata de buscar un novio para tener la fachada propicia de cara a esta sociedad tan superficial o de enamorarse del amor hasta el punto de idealizarlo.

Se trata de encontrar a alguien que te haga reír, sentir, soñar, vivir. Que respete tu individualidad, que te atraiga, que sume y nunca reste, que te haga sentir genial tal y como eres con tus virtudes, defectos y manías y que ante cualquier obstáculo responda con más fuerza que nunca para superarlo en equipo. Y sobre todo que entienda que estar enamorado no es igual a estar atado. Hay que amar en libertad, que esa persona, que puede que aparezca o no en mi vida,  se sienta tan libre que elija estar todos los días conmigo, sin más, sin contratos matrimoniales ni pactos de ningún tipo. Es más sencillo que todo eso.

En definitiva, quiero decir que:

  1.   Soy single, lo asumo y aprovecho todo lo positivo de las circunstancias que me ofrece la vida ahora mismo. 
  2.  Soy feliz porque depende de mí y de nadie más y porque mi familia que es lo más importante, está bien y unida (incluida Noa)
  3.  Sí, sí quiero enamorarme, pero no, no busco mi media naranja. Quiero una naranja completa, que tenga su vida, al igual que yo la mía y que queramos compartir nuestra parcela más personal. Al fin y al cabo dos naranjas dan más zumo que una sola ¿no? 




Regla María Gómez Tejada

R
R
R
r
rE
R