lunes, 17 de diciembre de 2012

A seguir nadando


Y del ¿amor? Se pasó al odio pero ella no sabía que sólo le dolería un rato porque en su interior albergaba sólo sumas. En las cuentas, las restas nunca le habían interesado.

Ese odio al final lastima a quien lo padece pero quizás nunca aprenderá, aunque siga en primera fila a la hora de la oración y se engalane para recibir a Jesucristo de vez en cuando.

Tú sigue. Nada a ratos sola, para reencontrarte contigo misma. A ratos con quien quieras pero invítame a pasear entre las olas para abrazarnos durante los golpes. Así nos duele un poquito a cada una. Tanto para aprender del camino sin rumbo como para acabar encima del flotador disfrutando de los pequeños rayos de sol del día a día. Sus risas, tus libros, tu familia, tus amigos y tú. Sonríe amiga. Vendrán tiempos mejores. Lo peor ha pasado. Sólo queda ascender hacia la superficie. Es bello respirar. Lo descubrirás pronto. 

POSDATA: Está claro cuál es el mío ¿no?



Regla María Gómez Tejada