Y del ¿amor? Se pasó al odio pero ella no sabía que sólo le
dolería un rato porque en su interior albergaba sólo sumas. En las cuentas, las restas nunca le habían interesado.
Ese odio al final lastima a quien lo padece pero quizás
nunca aprenderá, aunque siga en primera fila a la hora de la oración y se
engalane para recibir a Jesucristo de vez en cuando.
Tú sigue. Nada a ratos sola, para reencontrarte contigo
misma. A ratos con quien quieras pero invítame a pasear entre las olas para
abrazarnos durante los golpes. Así nos duele un poquito a cada una. Tanto para
aprender del camino sin rumbo como para acabar encima del flotador disfrutando
de los pequeños rayos de sol del día a día. Sus risas, tus libros, tu familia,
tus amigos y tú. Sonríe amiga. Vendrán tiempos mejores. Lo peor ha pasado. Sólo
queda ascender hacia la superficie. Es bello respirar. Lo descubrirás pronto.
POSDATA: Está claro cuál es el mío ¿no?
Regla María Gómez Tejada